Nuevas evidencias apuntan al origen del COVID-19 en un laboratorio chino

En los pasillos de la ciencia internacional resuena una revelación inquietante: el neuropsiquiatra argentino Gabriel de Erausquin sostiene que el COVID-19, el virus que cambió la vida de millones y dejó cicatrices profundas en comunidades como Ituzaingó, Corrientes, fue creado en un laboratorio chino bajo condiciones de bioseguridad desastrosas.

Documentos filtrados revelan quién financió las investigaciones que habrían dado origen al virus.

Nuevas evidencias apuntan al origen del COVID-19 en un laboratorio chino

La historia, que parece salida de un thriller científico, toma cuerpo con los testimonios y documentos filtrados que ahora señalan no solo el origen artificial del virus, sino también quiénes estuvieron detrás de su financiamiento y desarrollo.

Todo comenzó con una advertencia silenciada. La viróloga china Li Meng Yan, desde Shanghái, fue la primera en alertar sobre la naturaleza “sintética” del SARS-CoV-2, publicando sus hallazgos antes de huir a California por temor a represalias del régimen de Beijing. Su denuncia fue ignorada y perseguida, pero la ciencia siguió su curso.

La viróloga china Li Meng Yan

Equipos independientes en Holanda y el Reino Unido confirmaron en 2020 que la proteína del virus mostraba signos claros de manipulación en laboratorio, reforzando la hipótesis de un origen no natural.

De Erausquin va más allá: afirma que el virus fue diseñado como parte de un proyecto para crear una vacuna, pero que, por negligencia en los protocolos de seguridad en Wuhan, terminó escapando y desatando una pandemia que, entre 2020 y 2021, cobró la vida de 15 millones de personas según la ONU.

“Ahora se sabe quién lo financió y quiénes fueron los investigadores”, asegura el especialista, señalando que estos datos pueden consultarse en el sitio oficial de la Casa Blanca.

Documentos filtrados revelan quién financió las investigaciones que habrían dado origen al virus.”

La intriga crece al descubrir que, tras la filtración de documentos y el endurecimiento de las investigaciones, el propio gobierno de Estados Unidos suspendió la financiación al Instituto de Virología de Wuhan, citando incumplimientos graves en materia de seguridad y transparencia. Mientras tanto, China niega categóricamente cualquier fuga y acusa a Occidente de politizar el origen del virus, aunque la comunidad científica internacional permanece dividida y expectante ante nuevas pruebas.

el virus fue diseñado como parte de un proyecto

Para los habitantes de Ituzaingó, Corrientes, esta historia no es un relato lejano. Es un recordatorio de cómo decisiones tomadas a miles de kilómetros pueden alterar la vida cotidiana, afectar la salud de los seres queridos y dejar huellas imborrables en la memoria colectiva. La pandemia no solo se llevó vidas y rutinas: también dejó preguntas abiertas sobre la responsabilidad, la ética y el poder de la ciencia en el mundo moderno.

¿Quién financió realmente las investigaciones? ¿Cuántas vidas podrían haberse salvado con mayor transparencia? ¿Qué otras verdades permanecen ocultas tras los muros de los laboratorios? El misterio sigue abierto, y su desenlace podría cambiar para siempre la manera en que el mundo -y cada rincón como Ituzaingó- comprende la fragilidad y la interconexión de nuestra existencia.

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